BIOPOLÍTICA EN EL CONTEXTO NEOLIBERAL: PERFILES SOBRE LAS TECNOLOGÍAS DEL BIOPODER
BIOPOLÍTICA EN EL CONTEXTO NEOLIBERAL: PERFILES SOBRE LAS TECNOLOGÍAS DEL BIOPODER
Edgar Ortiz Arellano 1
Guillermo Pereyra 2
Resumen
Michel Foucault teorizó sobre una nueva forma de tecnología de poder que llamó biopolítica, cuyo objetivo es incidir, organizar y moldear a la vida humana para los requerimientos de existencia de la modernidad capitalista. En el marco de un sistema económico neoliberal este poder biopolítico se exacerba, convirtiéndose en un poder global, con el fin de mantener aseguradas las condiciones de reproducción del capital, a su vez provoca el riesgo de destruir a la vida.
Palabras Clave: Tecnología de poder; organizar; moldear; vida humana; sistema neoliberal.
Summary
Michel Foucault theorized about a new form of technology called biopolitic power, whose objective is to influence, organize and shape human life for the needs of existence of modern capitalism. Within the framework of a neoliberal economic system this biopolitic power is exacerbated, transforming itself into a global power in order to maintain secured the conditions for reproduction of capital; it also provokes the risk of destroying life.
Keywords: Power technology; organize; mold; human life; neoliberal system.
I. Introducción
En las últimas décadas se han generado estudios para explicar la complejidad de la sociedad global, que es producto de un largo proceso histórico que ha tenido como eje la implementación de un sistema económico en donde la acumulación de capital
juega el papel protagónico; pero, también aparecen una serie de tecnologías de poder o para ser más explícito, nuevas formas de organización política y social que Michel Foucault, explicaría en varios momentos de su trayectoria académica e intelectual a la que llamaría poder disciplinario y biopolítica.
A partir de las concepciones de Michel Foucault sobre el biopoder, se analizan las condiciones actuales del sistema económico neoliberal y cómo utiliza a las tecnologías biopolíticas para mantener una dominación que abarca no sólo las esferas políticas y económicas, sino también los espacios más íntimos de la vida; pero contradictoriamente, este sistema de control sobre la vida, también ha hecho que el sistema destruya lo mismo que pretende proteger: La vida humana.
La temática que se aborda de la sociedad neoliberal global desde la perspectiva biopolítica es una aportación fuera de los cánones tradicionales del estudio de las relaciones internacionales, de la economía y de la ciencia política, que en muchas ocasiones han sido insuficientes para comprender la complejidad del orden global, y la biopolítica provee una herramienta multidisciplinaria, de suficiente amplitud conceptual, para explicar las contradicciones del sistema de poder actual.
Este artículo es resultado de una investigación posdoctoral en el 2013, transversal, con un método cualitativo de tipo hermenéutico, con nivel explicativo, cuyo objeto es abordar una discusión teórica en torno a cómo la sociedad, el Estado y también el mercado se vuelven elementos de control que tratan de abarcar todos los ámbitos de la vida social, psíquica, biológica de las poblaciones y de los individuos, de ahí que se sostenga que este biopoder se extiende con mayor eficacia en las sociedades capitalistas altamente tecnificadas en su fase neoliberal. En la primera parte del trabajo a través de una revisión bibliográfica se establecen y explican las categorías biopolíticas, en la segunda sección se dilucida la relación de la biopolítica con el fenómeno neoliberal.
Biopoder como propuesta teórica
Foucault utiliza por primera vez la expresión de biopolítica en 1974, “[…] en la segunda de sus conferencias sobre medicina social en la Universidad de Río de Janeiro, titulada La Naissance de la médecine sociale publicada en español en 1977 por la revista Centroamericana de Ciencias de la Salud; actualmente integra el volumen III de Dits et écrits (Castro, 2011: p. 57), pero tanto los conceptos de poder disciplinario como biopolítica los desarrollará en su obra Vigilar y Castigar (2009); Defender la Sociedad (a2006); Sociedad Territorio y Población (b2006) y el Nacimiento de la Biopolítica (2012), cabe señalar que los últimos tres textos en realidad son cursos que impartió en el Collège de France en los años 70.
Foucault señalará que después de la aparición de la disciplina como técnica de anatomía política3 surgirá una nueva forma de tecnología del poder, que va tener como uno de sus puntos de partida los controles médicos sanitarios, pero su dominio se va expandir a todo los ámbitos de la sociedad, ya que su objetivo no es el individuo, sino la población en su conjunto:
[…] la nueva tecnología introducida está destinada a la multiplicidad de los hombres, pero no en cuanto se resumen en cuerpos sino en la medida en que forma, al contrario, una masa global, afectada por procesos de conjunto que son propios de la vida, como el nacimiento, la muerte, la producción, la enfermedad, etcétera”(Foucault, a2006: p. 220).
La medicina será un saber, que es indispensable en un escenario donde hay un incremento de la población, la cual necesita de una serie de regulaciones sanitarias y de salud pública para garantizar que no se propaguen epidemias que puedan diezmar a la población, como en otras épocas ya había ocurrido. Ahora bien el dispositivo biopolítico se caracteriza por ser un mecanismo de seguridad y regulación que es diferente al modelo disciplinario y al modelo de poder soberano:
Ahora bien, me parece que durante la segunda mitad del siglo XVIII vemos aparecer algo nuevo, que es otra tecnología de poder, esta vez no disciplinaria. Una tecnología de poder que no excluye la primera, que no excluye la técnica disciplinaria sino que la engloba, la integra, la modifica parcialmente y sobre todo, que la utilizará implantándose en cierto modo en ella, incrustándose, efectivamente, gracias a esta técnica disciplinaria previa (Foucault, a2006: p. 219).
Foucault utiliza a la biopolítica para explicar con ello no un campo de estudio o una forma de pensamiento naturalista u organicista, sino para explicar un proceso de construcción de tecnologías, que le permitirán al Estado el control sobre la vida humana y después veremos que estas tecnologías serán también desarrolladas e implementadas por agentes particulares, como resultado de la globalización y el desmantelamiento parcial de las estructuras estatales:
¿Cuál es el interés central en esa nueva tecnología del poder, esa biopolítica, ese biopoder que está estableciéndose? […] se trata de un conjunto de procesos como la proporción de los nacimientos y las defunciones, la tasa de reproducción, la fecundidad de una población, etcétera. Estos procesos de natalidad, mortalidad y longevidad constituyen a mi entender, justamente en la segunda mitad del siglo XVIII y en conexión con toda una masa de problemas económicos y políticos […] (Foucault, a2006: p. 220).
Las primeras manifestaciones de este poder biopolítico se darán a través de las mediciones estadísticas tanto de natalidad como morbilidad, pero no sólo llega a condiciones descriptivas, sino plantea el problema de cómo estimular el crecimiento de la población y detener las enfermedades endémicas y el control sanitario de las poblaciones. La vida es entendida desde un punto de vista político y científico, los cuales le permiten al Estado establecer soluciones sobre los fenómenos que le ocurren a la población, lo cual se traduce en una serie de biopolíticas que intervienen en la sociedad. Por ejemplo los Objetivos del Desarrollo del Milenio (ODM) que durante la última década del siglo XX se diseñaron y desde el inicio del siglo XXI a la fecha se han intentado cumplir sus metas son un ejemplo claro de cómo las biopolíticas diseñadas tanto por los Estados Nación como los organismos supranacionales intentan intervenir en la vida de las poblaciones4.
En las etapas tempranas el primer paso para instaurar los primeros dispositivos biopolíticos consistió en generar y concentrar información sobre la población y en especial sobre el proceso que se desea incidir, esto se puede observar a lo largo de los siglos XVIII y XIX, se podría decir que esto ocurre en todo el mundo occidental, pero Foucault a lo largo de su obra documenta tres países: Gran Bretaña, Francia y Alemania, donde la preocupación por las pestes, combate al onanismo adolescente, aumento de la población e higiene básica, son algunos de los ejemplos de la incidencia biopolítica embrionaria. Es indispensable que la nueva tecnología tenga insumos para planificar y ejecutar las medidas que afectarán a la población. La estadística es un instrumento biopolítico para medir y estimar los fenómenos básicos de cualquier pueblo: cuántos nacen y cuántos mueren, pero además suministrará información para incidir en la conducta de la población. Como segunda acción se dará seguimiento a qué tipo de enfermedades padece la población con cierta regularidad y qué acciones se pueden tomar para prevenir dichas enfermedades, por otra parte qué puede hacer el Estado para aumentar la natalidad y con ello incrementar la población.
Así el proceso de medicalización jugará un papel importarte en la conformación del nuevo orden económico, ya que es la primera forma de intervención sobre el cuerpo lo cual le dará control sobre la población, es la medicina una forma de socialización, una forma colectiva de poder, Foucault sostiene que es así como el capital interviene sobre la vida:
Sostengo la hipótesis de que con el capitalismo no se pasó de una medicina colectiva a una medicina privada, sino precisamente lo contrario, el capitalismo, que se desenvuelve a fines del siglo XVIII y comienzos del XIX, socializó un primer objeto, que fue el cuerpo, en función de la fuerza productiva, de la fuerza laboral. El control de la sociedad sobre los individuos no se opera simplemente por la conciencia o por la ideología sino que se ejerce en el cuerpo, con el cuerpo. Para la sociedad capitalista lo importante era lo biológico, lo somático, lo corporal antes que nada. El cuerpo es una realidad biopolítica, la medicina es una estrategia biopolítica (Foucault, 1996: p. 87).
Si las fuerzas de producción se encuentran en el cuerpo humano es indispensable para el orden del capital, empezar a normalizar dichos cuerpos. La pobreza también será administrada, para utilizarla en los fines de la organización social que necesita de instrumentos tangibles de control sobre las masas pauperizadas producto de la acumulación originaria.
Incluso los pobres (que estén sanos) deberán insertarse en el proceso social y serán de vital importancia para el orden social capitalista, ya que constituyen el motor central de la riqueza. “Los pobres válidos deberán trabajar, no bajo la coacción, sino en plena libertad, es decir, bajo la sola presión de las leyes económicas que hacen de esta mano de obra no empleada el bien más precioso” (Foucault, 1983: p. 113). En el nuevo orden biopolítico todo aquello que no esté enfermo o anormal, es útil tanto para el orden económico como para el social y especialmente los pobres, porque constituyen el basamento de la riqueza y de la jerarquización social.
La biopolítica es una forma de poder mucho más compleja5 derivado de su capacidad de expansión por el bios social, es decir mientras la disciplina su difusión y aplicación parte de las instituciones sociales, (la fabrica, la escuela, la prisión, el hospital, etcétera). Por lo tanto este biopoder se caracteriza por: 1). Su capacidad de expansión por vías institucionales y no institucionales; 2). Que no depende totalmente del poder soberano para actuar; 3). Es un sistema dinámico que opera en función de la forma vigente de gubernamentalidad; 4). Su impacto es tanto de tipo cualitativo como cuantitativo sobre las poblaciones y 5). Existen una multiplicidad de agentes y dispositivos que operan para lograr los objetivos que el biopoder se plantea para el control social permanente.
La biopolítica toma niveles de sofisticación al operar con apoyo de la alta tecnología (de comunicación e información), aunque señalo que eso no implica que por su uso se vuelva más compleja o no (la disciplina también las usa), en realidad lo importante es considerar como se diseña y reproduce el biopoder una vez que se incorpora al entramado social.
Biopoder neoliberal
El biopoder al transitar hacia su etapa neoliberal, conserva los rasgos generales que lo han distinguido a lo largo de su aparición histórica; pero, ahora entrará en escena el mercado como agente predominante, entendido como el espacio donde se comercian bienes y servicios, comercio que es controlado por agentes privados de todo tipo, que buscan en la medida de lo posible la autorregulación y el distanciamiento del Estado. Un rasgo distintivo de este mercado es que su finalidad no es otra sino la obtención de ganancias, las cuales deben ser sostenidas (cuando menos), o en crecimiento constante. No se rige el mercado por consideraciones de tipo social y sólo toma en cuenta las políticas del Estado cuando le son necesarias para corregir sus propios errores (fallas del mercado) o externalidades que evitan que logre su función principal que ya dijimos que es la obtención de lucro a gran escala.
La época neoliberal, siguiendo los pasos del liberalismo puro, encontramos […] una modificación esencial para el funcionamiento de los dispositivos biopolíticos: la emergencia de un nuevo sujeto, el Homo œconomicus moderno, que hace de su irreductible e irrenunciable interés el fundamento de la racionalidad social y económica en su conjunto (López, 2010: p. 5).
El interés y acumulación del dinero se vuelve a su vez el centro de la actividad humana, construyendo con ello un orden que permite armar nuevas segregaciones y clasificaciones sobre la población que ya no se mide en términos de territorio, sino en función de su posición en el mercado:
[…] el Homo œconomicus, no se conforma con limitar el poder soberano. Hasta cierto punto lo hace caducar. ¿Y en nombre de qué decreta su caducidad? ¿De un derecho que el soberano no debería tocar? No, no es así. Lo hace caducar en cuanto pone de relieve en el soberano una incapacidad esencial, una incapacidad fundamental y central, una incapacidad de dominar la totalidad de la esfera económica (Foucault, 2012: p. 332).
El capitalismo en su etapa actual contiene componentes que son característicos de él sin importar la etapa de su desarrollo histórico, como lo son la acumulación incesante de capital, el racismo6, sexismo y trabajo enajenado, aunado a nuevos componentes, cual lo son:
1) La predominancia institucional del mercado, es decir él, como fuente de reglamentación social y de discursos que generan pautas de vida.
2) La concentración monopólica del capital financiero y de la producción de mercancías a una escala mundial.
3) La organización imperial del orden internacional entendido este como la construcción de uno orden jurídico mundial y de políticas públicas globales que se diseminan a través de las instituciones internacionales de las que salen beneficiados unos cuantos países y grupos empresariales.
4) Enajenación y alienación de la vida humana, es decir, él no sólo enajena el trabajo, sino a la vida humana en su conjunto, el individuo se encuentra extraño de si mismo, sólo responde a los estímulos que el mercado le envía.
5) El Estado cambia de roles para pasar a ser un contenedor de dispositivos de seguridad y administrador general de las funciones básicas desempeñadas por la burocracias que ejecutan las instrucciones biopolíticas del orden económico global.
6) Predominancia del capital financiero sobre otras formas de capital o de formas de reproducir al mismo y de extracción del plusvalor, teniendo una posición privilegiada, ya que los controles y regulaciones son pocos y en algunas inexistentes.
7) Los medios de comunicación masivos, como instrumentos ideológicos de las redes de poder, biopolíticos y transmisores de las políticas, y comportamientos que las poblaciones globales deben de asumir para su inclusión en el orden social capitalista, siendo la pauta fundamental el cuidado del sí y el consumo compulsivo.
8) El capitalismo en su fase actual se encuentra en crisis recurrentes que cada vez son mas constantes, sus ciclos de recuperación-expansión son más cortos y los correspondientes a depresión y estancamiento son más largos. Por otra parte en todo el Orbe se presentan problemas que afectan el proceso de acumulación que provocan desequilibrios a nivel regional o mundial incluso, además de una aguda caída de la tasa de beneficio.
9) El abandono de manera oficial del discurso racista y sexista, como elementos de legitimación de la explotación centro-periferia, pero en la práctica, se sigue catalogando a las poblaciones por su origen étnico-racial y la división del trabajo en muchas partes del mundo se decide por criterios racistas o de género.
Ahora es necesario señalar que la dominación que ofrece el mercado y la cual es eficaz en términos de control social, se debe en buena parte según Laclau, a que las relaciones de mercado no aparecen antagónicas, per se, sino que estas se vuelven contradictorias en la medida que hay resistencia a ellas:
El mercado es un sistema de reglas, en el que tanto las leyes de movimiento como las jugadas individuales de los participantes son interiores al sistema. Si produzco o compro más de lo adecuado y me arruino, el único culpable soy yo –o, más bien, mi error de cálculo-; no hay aquí, por lo tanto, ningún antagonismo: mi identidad como agente económico no es negada (1993: p. 27).
Así el mercado presenta su dominación como algo que es aceptado voluntariamente, el individuo tiene plena libertad de aceptar la reglas del mercado o simplemente no participar, lo cual a todas luces es un discurso falaz, ya que si se decide no entrar, pone en riesgo su existencia vital.
Para Foucault, el neoliberalismo económico tiene en primera instancia un carácter de tipo global que se manifiesta en el siglo XVIII, con las teorías del comercio internacional y en los principios generales de la economía internacional que van aparecer en ese momento histórico. El segundo punto que tomará en cuenta, tiene que ver la importancia que toma la competencia como el eje de la nueva economía y de la segregación del Estado en el proceso económico:
En efecto, en la concepción, del siglo XIX y del siglo XX, marginalista y neomarginalista de la economía de mercado, se dice lo siguiente:
Como el mercado sólo puede funcionar en virtud de la competencia libre y total, es preciso por ende que el Estado se abstenga de modificar la situación de competencia tal como existe y que se cuide mucho de introducir a través de fenómenos de monopolio, fenómenos de control, etc., una serie de elementos que puedan distorsionar dicha situación de competencia (Foucault, 2012: p. 152).
Pero aunque existe este discurso de exclusión del Estado de la vida económica en la concepción liberal y neoliberal, la realidad es que el Estado gobierna para el mercado, es decir lo acompaña en todos los procesos que realiza y lo respalda cuando éste no puede actuar con eficiencia o porque pone en problemas el statu quo, así que el proceso económico actual necesita de la racionalidad biopolítica, no sólo como una condición que le ayude a reforzar su estructuras de extracción de plusvalor, sino como un verdadero pilar sobre el que se funda el nuevo orden social, político y económico.
El discurso neoliberal tiene un fuerte componente de conceptos ligados a la idea de la libertad como valor supremo, entendida la misma como la necesidad de eliminar cualquier obstáculo que evite las ganancias y la expansión económica de las empresas sean estas nacionales o globales, pero por otro lado pasa a segundo lugar las funciones del Estado pero no puede omitirlas, así que exige su presencia especialmente cuando trata de proponer, aunque en algunos casos se ha quedado con estas funciones y el Estado sólo es un pagador por los servicios que le presta el mercado para el cumplimiento de sus funciones, entonces valdría poner énfasis nuevamente que el Estado en su etapa neoliberal gobernará para el mercado y éste le deja espacios para su ejercicio de poder y funcionalidad, pero quien dirigirá el nuevo orden social o por lo menos llevará la primacía será el mercado.
Ahora en el orden neoliberal los controles biopolíticos se vuelven más eficaces, porque están insertos en un capitalismo que también lo es, porque se encuentran presentes en todos los ámbitos de la vida humana, en ese sentido podemos señalar que el biopoder se volvió totalizante, es decir entendido como el orden biopolítico que regula todos los órdenes de la vida humana sea a partir de un dispositivo emanado por el poder político o sea dirigido por un dispositivo implementado por el mercado. Esto se debe a que la producción y reproducción capitalista necesita tener pleno control de la vida humana para garantizar su permanencia, así mismo hace uno del poder disciplinar para seguir modelando a los individuos para que ahí donde el poder biopolítico no pueda llegar, es la disciplina la encargada de actuar en lo particular:
Si los dispositivos del culto capitalista son tan eficaces, es porque actúan no sólo, y no tanto, sobre los comportamientos primarios, como sobre los medios puros, es decir sobre comportamientos que han sido separados de sí mismos y, de este modo, desligados de su relación con un fin. En su fase extrema, el capitalismo no es más que un gigantesco dispositivo de captura de los medios puros […], (Agamben, 2009: p. 114).
La biopolítica se convierte en el pilar del capitalismo avanzado, donde los mecanismos de control se abocan por completo a la compresión de la vida y por lo tanto a su dominación, crea así no sólo condiciones materiales de existencia desigual para los habitantes de todo el orbe, sino que además crea subjetividades, mundos virtuales donde las distorsiones de la realidad son más acentuadas por la potenciación de los aparatos ideológicos, que ahora se expanden de manera acelerada, por el entramado biopolítico que se apoya en las redes globales de comunicación, pero además en toda una tecnología que se ha integrado y apropiado a la vida orgánica de la vida.
La álgida competencia que se vive en el capitalismo neoliberal obliga a la biopolítica a redoblar esfuerzos a mantener la vida humana en óptimas condiciones para que pueda seguir produciendo plusvalor y no interrumpa tanto su capacidad de trabajo como su consumo. “Las sociedades capitalistas requieren cuerpos-máquinas que estén en buen estado físico y lo más aptos posibles para el trabajo. La biopolítica optimiza las capacidades del cuerpo humano, vivo o muerto: su rendimiento, el incremento de su utilidad” (Baños en Ochoa, 2010: pp. 302-303). Utilidad que cada vez es más difícil de conseguir por la estructura monopolística que presenta el mercado en la fase actual; pero, también es un hecho que la ley de rendimientos decrecientes que afecta la tasa de ganancia provoca que los agentes que operan en el mercado obtenga menos y de ahí la necesidad de que los dispositivos biopolíticos operan al máximo de sus capacidades para lograr corregir los problemas que se presenten en el sistema de acumulación de capital.
Se ha señalado a lo largo de este documento la importancia que juegan las empresas en el orden biopolítico neoliberal, como el punto de partida donde se construyen y operan los dispositivos de control, (ya que el Estado sigue teniendo buena parte de ellos), pero estas empresas no sólo tienen ese rol también participan en una serie de funciones ordenadoras de la nueva distribución geopolítica del poder y del intercambio económico en su formas de oferta y demanda:
Las actividades de las grandes empresas ya no se definen en virtud de la imposición de un dominio abstracto y la organización del simple saqueo y el intercambio desigual. Antes bien, son empresas que estructuran y articulan directamente los territorios y las poblaciones. Tienden a convertir los Estados-Nación en meros instrumentos que registran los flujos de mercancías, de monedas y de poblaciones que aquellas ponen en movimiento. (Hardt y Negri, 2002: p. 45).
Para Hardt y Negri el centro actual de la actividad biopolítica la define el poder empresarial lo cual es cierto en buena medida y esa es una característica de la morfología de la gubernamentalidad actual, donde el aspecto monetario- económico lo decide en buena manera; pero también actúa la soberanía imperial, es decir de tipo policial militar y global que se identifica con el discurso de guerra justa, bandera propia de un Estado que garantiza que los excesos del capital no provoquen el colapso del modo de reproducción capitalista, aquí entonces puede decirse que el poder político sigue concentrando sus funciones, pero redireccionadas ahora completamente supeditada a las demandas del mercado y a la lógica comercial-monetaria.
El orden internacional neoliberal, se conforma a partir de un biopoder que opera, más allá de los Estados y se articula a través de estructuras políticas y económicas que rebasan la capacidad estatal. El mando imperial ya no se ejerce a través de las modalidades disciplinarias del Estado moderno, sino que se ejerce fundamentalmente a través de las modalidades del control biopolítico. Estas modalidades tienen como base y como objeto a la multitud productiva […] (Hardt y Negri, 2002: p. 314).
Dicha multitud productiva es vitalidad que se vuelve parte del proceso productivo y que mantiene al sistema operando de manera más o menos eficiente a través de su disposición de poner a disposición del capital toda su fuerza vital:
En realidad, los poderes de producción son hoy enteramente biopolíticos, es decir, recorren y constituyen directamente no sólo la producción, sino también todo el ámbito de la reproducción. El biopoder llega a ser un agente de producción cuando todo el contexto de reproducción queda incluido bajo el dominio capitalista, es decir, cuando la reproducción y las relaciones vitales que la constituyen se hacen directamente productivas (Hardt y Negri, 2002: p. 332).
Paradójicamente el discurso liberal propone limitaciones al gobierno y a sus políticas intervencionistas porque afectan la libertad del individuo y es en el orden biopolítico donde los controles de seguridad, regulación y vigilancia aumentan aún más tanto por el Estado como por parte de los intereses privados, esto en buena medida es resultado de la contradicciones del propio sistema capitalista, que exacerba la explotación del ser humano y aumenta los niveles de eficiencia del proceso de reproducción del capital. El Estado que controla todo, se manifiesta paradójicamente ahora con mayor intensidad en las democracias liberales, que si bien propugnan la libertad y el consenso, por otra parte fortalecen más la capacidad de control del aparato de Estado a pesar incluso de que ya no son los entes protagónicos de la vida institucional, tanto a nivel interno como a nivel internacional, y muchas de sus funciones han sido trasladadas a instituciones privadas, que en muchos casos mejoran y aumentan los dispositivos biopolíticos.
Ahora bien la discusión también gira en torno a cómo el biopoder se vuelve un elemento totalizador en el sentido de que se vuelve un poder extendido a todos los ámbitos de la vida humana, tanto en la esfera privada como pública y que dichas estrategias acompañan al individuo desde su nacimiento hasta su muerte en una especie de vigilancia continua, que se hace a través de dos instrumentos de organización social: el mercado y el Estado. En esa lógica el individuo pude sentirse libre de la tutela del Estado, pero es gobernado por el mercado a través de los hábitos de consumo, mercadotecnia, tendencias, modas, disposiciones sociales, hábitos construidos por la mercadotecnia y un sin fin de estrategias con las que cuenta, pero también es totalitario en el sentido de que es una dictadura que no deja opciones de vida, más que la suya.
El neoliberalismo es una forma totalitaria de poder, no democrática, diferente a las concepciones tradicionales de la ciencia política. “En sus formas actuales, es decir, ultra y neoliberal, el liberalismo se plasma como un nuevo totalitarismo porque pretende gestionar el conjunto de las relaciones sociales” (Dufour, Febrero/2012), de ahí que la construcción y proliferación de los poderes sea aún mayor porque:
La ausencia de una dimensión de control totalizante con sede exclusiva en el Estado abre a una nueva dimensión del control político, o biopolítico, [...] porque ya no hay una totalidad encarnada en un nomos político soberano, se necesita multiplicar obsesivamente los mecanismos de control puntuales y locales (Pereyra, Marzo/2013).
Cuando las sedes del poder se vuelven múltiples, los dispositivos se propagan y extienden, creando una sociedad de vigilancia total, en esa lógica el panóptico se vuelve una realidad, ya que los agentes que observan son tantos que es difícil cuantificarlos y determinar su presencia, ya que la inmensa red de comunicaciones electrónicas y virtuales sirve y responde a cientos de intereses de tipo económico y financiero.
El contexto del orden social se configura bajo la égida de una gubernamentalidad neoliberal que refuerza al poder soberano en cuanto a su capacidad de vigilancia, control y dominio. El Estado de excepción7 de Agamben se volvió realidad, pero no en la escala que lo hizo el nazismo, sino ahora en espacios delimitados y específicos de control (por ejemplo la prisión de Guantánamo); pero, además las nuevas atribuciones de la soberanía o mejor dicho el perfeccionamiento de las atribuciones que ya tenía, ahora ya no necesitan el soporte jurídico o legaloide que en la modernidad caracterizó a las acciones del Estado, es decir gobierna:
[…] en medio de instituciones burocráticas militares -soberanías movilizadas por objetivos y tácticas de poder que no inauguran ni controlan completamente-. Y aun así, se trata de figuras delegadas con el poder de tomar decisiones unilaterales, sin tener que responder ante ninguna ley y sin ninguna autoridad legitima (Butler, 2006: p. 86).
II. Conclusiones
La biopolítica es una tecnología que logra insertarse en todos los ámbitos de la vida de las poblaciones, rige en buena parte muchos de los aspectos de la actividad biológica de los seres humanos con el fin de garantizar la prolongación de la vida, bajo estándares que son delineados por las fuerzas de la producción económica y del consumo a escala global, que organizan y modelan a la vida humana.
El Estado y los diferentes centros de donde imana el poder, utilizan una serie de dispositivos y procedimientos que le permiten mantener en observación permanente a grandes cantidades de individuos, construyendo con estas acciones un panóptico virtual que les permite conocer tendencias de criminalidad, de salud y enfermedades, poder adquisitivo, hábitos de consumo, el panóptico no es un metáfora y la biopolítica no es abstracción filosófica, son (se insiste) tecnologías de gobierno, que surgen en el siglo XVIII como una demanda necesaria del auge y desarrollo del capitalismo, que necesita por un lado individuos disciplinados en sus cuerpos; pero por otra una población ordenada dentro de parámetros mínimos de armonía social y homeostasis, que les permiten apoderarse de las condiciones más elementales de la vida, controlar a los elementos sediciosos y continuar con el proceso incesante de acumulación, también en la esfera globales le permite construir un sistema más o menos eficaz biopolítica que les da mayor amplitud a su control.
El poder biopolítico controla procesos macropoblacionales, opera con márgenes de eficacia aceptables, utiliza al poder pastoral que se articula con la disciplinaria, creando un sistema de clasificación, categorización y ordenación poblacional, que manipula con amplia discrecionalidad a las sociedades que se encuentran inermes a los deseos del mercado o incluso del poder soberano, convirtiendo al dispositivo que cuida de la vida en un dispositivo de muerte (Tánatos) como organizador de la humanidad.
La biopolítica es una tecnología que con el paso de lo siglos abarca casi todas las áreas de la vida humana, dejó de ser un modelo para el seguimiento poblacional, ha terminado en convertirse en un verdadero poder que en su fase neoliberal se encuentra omnipresente en la estructuración del poder en las sociedades de mercado, las libertades de las que se gozan son una realidad; pero, también es un hecho que un poder total que trata de decidir, inducir y presionar al Bíos social para que tenga un comportamiento, dado aún cuando no lo haga por medios coercitivos (como si lo hiciera un régimen totalitario).Estos actos provocan un acotamiento a la libertad, una segregación y selección biológica-social que marginan a grupos e individuos que no responden a los intereses del capital y por lo tanto son desechados e incluso eliminados del orden establecido.
La biopolítica es inmanente a las sociedades modernas, ya que es el eje controlador de las grandes masas poblacionales que necesitan de la organización de la convivencia y vida humana, para evitar que sea destruida por su misma dinámica de aglomeración, super población y producción del capital a cualquier costo.
III. Lista de referencia
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Pereyra, Guillermo. (Marzo/2013). Comunicación personal con Edgar Ortíz Arellano.
1 Doctor en gestión estratégica y políticas del desarrollo. Profesor en La Universidad La Salle (Ciudad de México) y en la Facultad de Contaduría y Administración de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Correo electrónico: eoarellano@hotmail.com. Investigación realizada en el programa Posdoctoral en Teoría Crítica, en la línea de pensamiento político, 2013, que imparte 17, Instituto de Estudios Críticos (México).
2 Dr. Guillermo Pereyra, docente investigador de la UNAM y FLACSO y tutor de esta investigación, en el programa Posdoctoral en Teoría Crítica, en la línea de pensamiento político, 2013, Instituto de Estudios Críticos (México). Correo electrónico: guillermodpereyra79@hotmail.com
3 La disciplina actúa sobre el cuerpo, lo adiestra, entrena y predispone para el trabajo en las fábricas, en el ejército, en las escuelas, es una anatomía política: “La disciplina fabrica así cuerpos sometidos y ejercitados, cuerpos dóciles. La disciplina aumenta las fuerzas del cuerpo (en términos de obediencia política). En una palabra: disocia el poder del cuerpo; por una parte, hacer de este poder una aptitud, una capacidad que se trata de aumentar, y cambia por otra parte la energía, la potencia que de ello podría resultar, y la convierte en una relación de sujeción estricta” (Foucault, 2009: p. 160).
4 Los Objetivos de Desarrollo del Milenio son ocho y van desde combate a la pobreza, pasando por erradicación del VIH-SIDA, hasta el ideal de construir un sistema global de cooperación. Para la revisión de los (ODM) remitirse a la página electrónica de las Naciones Unidas, (2014).
5 Larry Arnhart señala que biopolítica se mueve en tres ejes los cuales considero pudieran darle dicha complejidad “La ciencia biopolítica puede explicar la política como un producto conjunto de inclinaciones naturales, tradiciones culturales y juicios individuales. Las inclinaciones naturales como figuras en la evolución genética de animales políticos limita pero no determina las tradiciones culturales sobre política” [trad., propia] (2013, p: ).
6 Según Laclau para el liberalismo existe una oposición entre racismo y desarrollo capitalista, pero en realidad es inverso el fenómeno, el cual se ve a la luz en el caso de Sudáfrica: La escuela liberal había sostenido que entre ambos existe una incompatibilidad esencial; el apartheid sería un residuo del pasado, que la modernización capitalista habría de eliminar: Frente a esto, la llamada escuela neo-marxista ha argumentado convincentemente que, lejos de ser incompatible, el aparheid es por el contrario un componente esencial del proceso de acumulación capitalista, ya que sus distintas regulaciones y discriminaciones permiten incrementar la tasa de explotación” (1993: p. 40).
7 Agamben coloca a las leyes antiterroristas que se emitieron después de los ataques terroristas a las torres gemelas en 2001, como uno de los casos paradigmáticos de la utilización del poder soberano de la excepción a la ley para combatir al terrorismo: “El significado inmediatamente biopolítico del estado de excepción como estructura original en que el derecho incluye en sí al viviente por medio de sus propia suspensión se manifiesta con claridad en la military order promulgada por el Presidente de los Estados Unidos el 13 de Noviembre del 2001, que autoriza la indefinite detention y el procesamiento por military commissions (que no hay que confundir con los tribunales militares previstos por el derecho de guerra) de los no-ciudadanos sospechosos de estar implicados en actividades terroristas” (Agamben, a2010: p. 12).
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